Hoy me he dado cuenta de algo: hay momentos del día en los que eres realmente feliz y no te das cuenta de ello porque estás demasiado preocupada en intentar serlo.
Y el tópico es cierto: la verdadera felicidad está en sacar partido a los pequeños momentos, a los detalles cotidianos, a los que no les das importancia porque están siempre ahí.
El olor del café recién hecho por las mañanas. El sabor de una deliciosa tostada de cereales que cruje en tu boca, haciéndote sacar de dentro un sensual suspiro.
Las pequeñas alegrías que recibes a lo largo del día, como la factura que es menor de lo que esperabas; o encontrar esa receta que tanto habías buscado justo donde habías mirado cientos de veces; o escuchar esa canción que tanto te gusta y que te hace bailar al oírla justo en el momento en que enciendes la radio....
Con lo fácil que es ser feliz, y lo difícil que nos lo ponemos la mayoría de las veces. Piensa. Piensa justo ahora si tienes tan sólo cinco cosas por las que estar agradecida hoy. Aunque sean insignificantes, aunque las tengas y no les des importancia, como la ropa que te viste, la comida que te alimenta, el techo que te refugia. Y si no encuentras cinco cosas, da las gracias por sólo una:
ESTAR VIVA
1 comentario:
Tienes más razón que una santa, querida amiga, jejeje.
Qué tal os va, cuéntame algo de tu vida lejos de San Fernando de Henares.
Besos,
Eusebio
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